El lipedema se trata de un trastorno caracterizado por una acumulación anormal de grasa que provoca grandes molestias en los pacientes; y que, en situaciones extremas, puede llegar a producir un colapse en el sistema linfático.
Esta enfermedad, que se caracteriza por una acumulación excesiva de grasa en las extremidades inferiores e incluso superiores, afecta sobre todo a las mujeres.
En cuanto a sus síntomas, cabe destacar que provoca una inflamación del tejido adiposo; que se traduce en hinchazón de las zonas afectadas, grasa blanda y esponjosa, fatiga, pesadez y sensibilidad al frío y fácil aparición de hematomas.
Se pueden diferenciar varios grados en función de la gravedad de la enfermedad:
Grado I: Hay unos nódulos de grasa diminutos y perceptibles en la superficie de la piel, de aspecto normal y suave.
Grado II: La superficie de la piel es irregular y dura como consecuencia del crecimiento de la estructura nodular.
Grado III: El tejido adiposo cubre la superficie de la piel, sobre todo alrededor de las caderas y los tobillos, donde abundan los nódulos de diversos tamaños.
Diagnóstico del lipedema
La enfermedad del lipedema suele diagnosticarse basándose en los antecedentes clínicos y familiares, así como en una exploración física de las extremidades afectadas. El signo de Stemmer, característico del linfedema, no suele estar presente en el lipedema.
Además de la evaluación clínica, muchas técnicas diagnósticas, como la TC, la RM, la resonancia magnética y la linfografía, pueden ayudar a confirmar el lipedema y descartar otras enfermedades con síntomas comparables.
Es importante recordar que un diagnóstico precoz y preciso es esencial para tratar con éxito el lipedema y mejorar la calidad de vida de los afectados. Por lo tanto, es fundamental que las personas que experimenten síntomas similares consulten a un especialista en lipedema para obtener un diagnóstico preciso y adoptar las mejores medidas.
Tratamiento
Aunque en ocasiones es difícil, es posible diagnosticar el lipedema. Por ello, es fundamental ponerse en manos de un experto en esta patología. El profesional sanitario debe realizar un examen físico exhaustivo al paciente, que también debe examinar su historial clínico (antecedentes y evolución). Si el examen final revela que la persona padece la enfermedad, existen dos opciones de tratamiento
Conservador: ofrece cierto alivio de los síntomas y reducción del dolor, aunque la disparidad disminuye poco. Se utilizan tratamientos y drenaje linfático manual para disminuir la fibrosis y mejorar el flujo de fluidos a través de la piel. Otras actividades aconsejadas son la natación y el uso de ropa de compresión linfática.
Quirúrgicamente: El método más utilizado para tratar el lipedema es la liposucción asistida por chorro de agua (WAL). A diferencia de las técnicas de liposucción convencionales, durante el tratamiento con WAL la grasa se separa delicadamente de la estructura tisular mediante un chorro de agua plano en forma de abanico. A continuación, se aspira. Es crucial para curar el lipedema, ya que los canales linfáticos intermitentes, el tejido conjuntivo, los nervios y los vasos sanguíneos estarán mucho menos estresados.
Es fundamental recordar que la liposucción debe realizarla un cirujano plástico con experiencia en lipedema. Y que, además de la liposucción, debe adoptarse un enfoque exhaustivo e individualizado para tratar este problema. Para más información no dudes en contactarnos. Nuestros especialistas examinarán tu caso de forma personalizada a fin de asesorarte en la elección del tratamiento más adecuado para ti.
