Empecemos por el aspecto más crucial: Antes de iniciar cualquier tratamiento para vivir con lipedema, es imprescindible recibir un diagnóstico de un médico especialista que esté familiarizado con el lipedema y que pueda identificarlo mediante pruebas médicas que descarten otras enfermedades.
Actualmente no existe ninguna prueba concluyente para confirmar el síndrome del lipedema. El médico se basa en un conjunto de indicadores (historia clínica) propios de cada paciente. Así, en ocasiones, el lipedema puede ir acompañado de otras enfermedades; en otros casos, dependerá de cómo se desarrolle la enfermedad; sin embargo, hay algunos factores que pueden servir de guía: una persona con este síndrome puede seguir una dieta estricta y realizar ejercicio vigoroso, lo que hará que su tronco adelgace, pero no sus extremidades.
Un buen diagnóstico te alertará de que necesitas cuidarte el doble. Debemos ser conscientes de nuestras circunstancias y de lo que puede ocurrir si no nos cuidamos.
El tratamiento al vivir con lipedema empieza por reducir la inflamación
Adoptar un estilo de vida saludable y antiinflamatorio es necesario para minimizar la inflamación en el cuerpo al vivir con lipedema. El mejor método para “calmar” nuestro cuerpo es deshacernos de todo lo que causa esta inflamación, ya sea mediante una dieta baja en alimentos proinflamatorios, un sueño profundo, ejercicio moderado o el uso de técnicas de relajación como la meditación.
Tomarse tiempo para descansar es un hábito muy bueno
Si padeces el síndrome del lipedema, debes ajustar tu estilo de vida para que se adapte mejor a tus necesidades. Cuídalo. Obsérvalo.
El descanso es necesario para que el cuerpo se cure. Es vital dormir entre 6 y 8 horas por noche, dependiendo de tu edad.
El sueño debe ser regular; si comes mal o tarde, te costará concentrarte en reparar tu metabolismo; si te despiertas con frecuencia por la noche o duermes menos horas de las recomendadas, tu cuerpo no habrá tenido tiempo de curarse.
Piensa en mimar tu cuerpo al hacer el entrenamiento
No hay nada peor que “machacar” nuestro cuerpo en un gimnasio para quemar calorías después de un día de esfuerzo físico y mental, nerviosismo y preocupaciones.
Haz ejercicio suavemente por la mañana para despertar tu cuerpo. Vuelve a intentarlo al mediodía si esto no es factible. Tu cuerpo debe consumir una última cena caliente o irte a la cama sobre las 7 u 8 de la tarde.
Los pacientes con lipedema suelen experimentar cierta hiperlaxitud, lo que hace que sus articulaciones se flexionan más y sean menos estables. Aunque son extremadamente flexibles, el peso de las piernas provoca daños en rodillas y tobillos. Tu cuerpo te está pidiendo que le ayudes a reducir la inflamación, no que le des más fuerza, así que abstente de hacer levantamiento de pesas, Zumba, aeróbic, steps o spinning.
Drenaje linfático y medias de compresión al vivir con lipedema
El drenaje linfático es bueno y útil en estas situaciones porque, a medida que empeora el vivir con lipedema, también lo hace la circulación grasa, venosa y linfática. También se deben usar medias de compresión, dependiendo de la gravedad de nuestro lipedema.
Se puede recurrir a la cirugía si los tratamientos disponibles son insuficientes
Cualquier persona con lipedema debe recibir los cuidados conservadores que hemos comentado. Sólo un profesional cualificado debe pensar en someterse a una intervención quirúrgica. Aunque optes por la cirugía, deberás seguir recibiendo cuidados conservadores. Debes cuidarte. Para más información no dudes en contactar con nosotros. Nuestro equipo de especialistas en lipoescultura estarán encantados de ayudarte.